En Rumania, más específicamente en la provincia de Transilvania , aún está arraigada la idea de los muertos que regresan de la cripta; se dice que aquellos que llevaron una existencia vil o cometieron demasiados pecados son condenados a vagar por el mundo para siempre...
Son conocidos como moroii o moraica cuando aún están con vida, al morir se transforman en Strigoii.
Estas criaturas son (según los relatos) cadáveres sin reposo cuyo motor era el mal y considerados implacables enemigos del género humano.
Sus movimientos y caminar son lentos , su complexión saludable, sus cabellos rojizos.
Pueden beber sangre pero prefieren extraer la energía vital de las personas mediante ósmosis, propagan enfermedades dejando solo muerte y desolación a cada lugar al que van.
Si se les encontraba reposando en sus tumbas , se observaba como su cuerpos no se corrompían ni dejaban de crecerles las uñas y el pelo.
En toda Europa Oriental se creía que estos monstruos eran obsesivos y obstinados, por lo que se planificaban estrategias para mantenerlos lejos de sus posibles víctimas hasta que saliera el sol ( pues resienten la luz ).
Se rociaban semillas de amapola, pétalos de flores o ropa alrededor de la tumba con la idea de que el ser las recogería, o las posibles victimas se empeñaban en consumir grandes cantidades del vino más barato pues así se contaminaba su sangre y la hacia desagradable para los Strigoii.
¿Interesante, no crees?
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